Para tener éxito en cualquier aspecto de nuestras vidas es necesario plantearse a dónde queremos llegar, qué es lo que queremos y cómo vamos a conseguirlo. Es decir, para alcanzar el éxito en la vida necesitamos marcarnos unos objetivos y trazar un plan para lograrlos en el tiempo deseado. Por supuesto que el aspecto económico no escapa a esto.
Sin embargo, lo que dicen las estadísticas es que en realidad la gran mayoría de las personas no tienen un plan para alcanzar sus objetivos económicos.
Un plan financiero consiste en marcar un camino para alcanzar una serie de objetivos que previamente hemos determinado en función de cuál es nuestra situación financiera personal.
Los pasos para crear nuestro plan financiero personal son los siguientes:
1. Análisis de la situación de partida
Si no somos conscientes de en qué situación nos encontramos, es muy difícil que podamos saber a dónde podemos llegar. Por ello, lo primero que debemos hacer es analizar nuestra situación financiera de partida mediante la elaboración de nuestros estados financieros personales.
Primero elaborar el balance personal, a través del que sabremos cuál es nuestra solvencia financiera, es decir, la capacidad para hacer frente al pago de nuestras obligaciones financieras en el corto y en el largo plazo.
En una hoja de Excel crearemos dos columnas, la derecha la de los activos y la izquierda la de los pasivos.
En la columna de los activos escribiremos todos aquellos bienes y derechos que nos pertenezcan y al lado anotaremos cuál es su valor actual. Por ejemplo, si poseemos un coche, una vivienda en propiedad, así como una cuenta corriente y un fondo de inversión; en la columna de los pasivos escribiremos todas las obligaciones financieras a las que tengamos que hacer frente: es decir, anotamos en el lado de los pasivos cuanto nos queda por pagar por las obligaciones contraídas. La diferencia entre el valor de los activos y el valor de los pasivos nos determinará cuál es nuestra capacidad de pago.
Posteriormente elaboraremos nuestra cuenta de pérdidas y ganancias, donde calcularemos la diferencia entre los ingresos (salario, intereses, dividendos…) y los gastos (ocio, gasolina, comida, ropa…) anuales. La diferencia nos determinará si ahorramos o no al final del año.
Esto nos mostrará cuál es la fotografía fija de nuestras finanzas personales, y nos mostrará que parte de ellas debemos sanear antes de establecer objetivos financieros más ambiciosos.
2. Determinación de objetivos
A la hora de establecer los objetivos financieros de nuestro plan debemos ser claros a la hora de determinarlos. No valen objetivos poco claros como por ejemplo “quiero eliminar mis deudas” o “quiero ser financieramente libre”. A la hora de determinar qué es lo que quieres conseguir debes hacerlo de forma concreta, por ejemplo: “En X meses eliminaré todas mis deudas” o “Al finalizar el año X tendré X soles, lo que me garantizará la independencia financiera”.
Clasifica tus objetivos financieros en objetivos de corto, medio y largo plazo., y analiza todas las posibilidades de alcanzarlos, no existe una única vía. Determina todos los pros y los contras de cada una de las alternativas posibles y elige la que más útil para tus objetivos.
Por ejemplo, un objetivo de corto plazo puede ser eliminar el préstamo con el que compraste un coche. Aquí el ejercicio hecho en el primer punto puede ayudarte a ver qué alternativas tienes: Puedes pagar todo lo que te queda de préstamo en un solo pago si eres capaz de recortar el gasto lo suficiente, o puedes destinar parte de lo ahorrado en pagar un poco más de cuota mes a mes.
Focalízate en los objetivos más cercanos en el tiempo pero no dejes nunca de trabajar en los objetivos de largo plazo, no los pierdas jamás de vista.
3. Disciplina
En muchas ocasiones, al comenzar un plan de cualquier tipo, terminamos por abandonarlo al poco tiempo. En muchas ocasiones esto viene dado porque nos ponemos metas y expectativas demasiado altas, lo que ante la falta de resultados esperados (lo que no quiere decir que no se obtengan resultados) abandonamos a los pocos meses.
Por ello es muy importante el establecer distintos objetivos temporales, tal y como hemos explicado en el apartado anterior. Definir objetivos a corto, medio y largo plazo nos permite ver cómo vamos obteniendo resultados progresivamente, lo que hará que nos encontremos motivados y con la disciplina necesaria para seguir adelante hasta alcanzar los objetivos marcados.
¿Cómo saber si tu Plan Financiero es bueno?
Cuando uno elabora su propio plan financiero, es natural preguntarse si lo hemos hecho bien; es decir, si nos guiará a los resultados que llevamos. No olvidemos que se trata de empezar de nuestro punto de partida (situación financiera actual), nuestro destino (metas y objetivos). El plan financiero es solamente una ruta que nos lleva de uno a otro, paso a paso.
¿Cómo saber si es un buen plan? No es una pregunta sencilla, incluso para un profesional que no conoce a la persona, sus valores o su tolerancia al riesgo.
Sin embargo, existen algunas preguntas generales que nos podemos hacer regularmente para saber si vamos por buen camino:
¿Nuestras metas son razonables y medibles?
En otras palabras, ¿reflejan todo lo que está sucediendo en nuestra vida en estos momentos?
Los objetivos que se deben plantear en cualquier plan financiero deben ser cuantificables en términos monetarios. Esto nos permite tener una idea de cuánto tenemos que ahorrar cada mes para lograrlo.
En metas de largo plazo, como el retiro, es importante tomar en cuenta los intereses reales (por arriba de la inflación) que podemos esperar de nuestras inversiones, pues juegan un papel muy relevante. En metas de corto o mediano plazo no tanto.
Ahora bien, tenemos que estar conscientes de que en ocasiones nuestra vida refleja cambios importantes que seguramente impactan cualquier plan financiero.
Por ejemplo, el nacimiento de un hijo puede implicar costos adicionales (desde pañales hasta colegiaturas) o incluso que algún miembro de la pareja decida dejar de trabajar para encargarse de él. Esto, desde luego, limita el ingreso disponible y, por lo tanto, hace necesario revisar nuestro plan financiero.
Entonces ningún plan está tallado en piedra. Siempre hay cambios en la vida que pueden tener un impacto —o pueden cambiar completamente— las metas financieras que trazamos anteriormente. Nuestras prioridades son otras y tenemos que actuar en consecuencia, modificando así nuestro plan.
¿Conocemos nuestra tolerancia al riesgo?
Cuando hay incertidumbre, o enfrentamos una situación de emergencia, ¿solemos reaccionar y tomar decisiones de manera impulsiva?
Un buen plan financiero debe ser construido como un buen edificio. Debe tener cimientos sólidos y cada elemento debe estar balanceado con respecto a otros.
Antes de tomar una acción, debemos medir el impacto de esa decisión sobre nuestro plan, de manera integral. Por eso es tan importante contar, para empezar, con un buen colchón o fondo para emergencias, que nos permita navegar con tranquilidad en medio de la tormenta o cuando se presentan situaciones imprevistas.
Ahora bien, si estamos ahorrando para nuestro retiro, teniendo contemplado un horizonte de inversión de 20 o 30 años, y se presenta una fuerte crisis financiera que cause bajas fuertes en el valor de nuestras inversiones, no debería preocuparnos si nuestro portafolio está bien diseñado hacia el largo plazo.
Son cosas que pasan de tiempo en el tiempo, son ciclos y durante ese plazo, habrá varios periodos de expansión y de recesión en la economía. Es normal.
¿Nuestro plan incluye una adecuada previsión?
¿Tenemos protegidos adecuadamente nuestros bienes y nuestras responsabilidades hacia los demás? ¿Qué pasa si mañana sufrimos un accidente que nos impida volver a trabajar? ¿Qué pasaría con nuestra familia si les llegásemos a faltar? ¿Tenemos un testamento?
Estas consideraciones son fundamentales. Hay muchos casos de gente que lo ha perdido todo, por pensar lo que muchos creen: “a mí no me va a pasar”. Hasta que pasa. Por ello debemos, como dicen, esperar lo mejor pero prepararnos para lo peor.
Si al final puedes y sabes como responder a estas preguntas entonces tranquilo, tu plan esta bien hecho.
FUENTE:
- Diario Gestión
- Optimizatusfinanzas.com
SyF – Ingeniería para la Gestión, Lima 04 de septiembre del 2017
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