No hay que ser alguien muy especial o muy inteligente para dedicarse a las matemáticas o la física. Son habilidades o capacidades que se desarrollan, como cuando uno juega un deporte.
Esa idea socialmente establecida de que la física y matemáticas son para una “élite con habilidades especiales”, es algo que genera problemas prácticos en el día a día, pero que también inhibe posibles carreras en dos áreas laborales muy requeridas en tiempos de la cuarta revolución industrial.
Ni abstracto ni lejano
Las matemáticas, que son generalmente enseñadas y por ende percibidas como abstractas y aburridas, nacieron para resolver problemas reales.
Quizás el ejemplo más fácil sea el del origen de la aritmética y la necesidad de un granjero de contar sus cabras y luego intercambiar algunas de ellas por otros productos, como manzanas.
Pero incluso aquellas áreas que parecen desconectadas de la realidad cotidiana pueden terminar transformándola de forma radical.
Tal es el caso de la mecánica cuántica, que estudia la naturaleza a escala atómica y subatómica, o sea, el mundo de lo ultra pequeño y sus leyes, que son muy distintas a aquellas que gobiernan al mundo que podemos ver.
El desarrollo de la mecánica cuántica a inicios del siglo pasado dio lugar al estudio del estado sólido de la materia, que derivó en el invento del transistor, de los microprocesadores, de los microchips, de la computadora, del internet; sin la mecánica cuántica, no viviríamos de la forma en que vivimos, no tendríamos teléfonos celulares ni estuviéramos realizando videollamadas en estos tiempos, que, a principios de los 60, hubiese parecido un cuento de ciencia ficción.
La cuarta revolución industrial
En la primera revolución industrial, que ocurrió entre mediados de los siglos XVIII y XIX, se pasó de la producción manual a la mecanizada, fue impulsada por la creación del motor a vapor y, con ello, de máquinas e implementos que facilitaron la producción de productos.
La segunda revolución industrial, ocurrió cuando esa producción de bienes pasó a realizarse en masa en fábricas, aquí fue clave el uso de la electricidad.
La tercera empieza recién a mediados del siglo XX, marcada por el desarrollo de las tecnologías de la información y comunicaciones, de la electrónica y el inicio de la automatización de algunos aspectos de la producción industrial.
La cuarta revolución industrial no implica la llegada de nuevos desarrollos en sí mismos, sino de la convergencia entre tecnologías digitales, físicas y biológicas, este es un cambio importante respecto a las tres revoluciones industriales anteriores.
La tendencia es a automatizar todo en las líneas de producción. Es lograr la independencia de la mano de obra humana.
Para eso, se hacen fundamentales conceptos como el del internet de las cosas, la computación en la nube y la inteligencia artificial. En otras palabras, áreas que requieren de formación en matemática, física e ingeniería.
Pero el investigador no solo habla de los cambios en las fábricas, donde una línea de producción se maneja a la distancia. También destaca los avances en la telemedicina o incluso habla de practicar cirugías remotas mediante robots controlados por un médico ubicado a miles de kilómetros del quirófano.
A su vez, las cuarentenas aplicadas a lo largo del mundo debido a la pandemia de covid-19 han acelerado esta revolución, pues naturalizaron el trabajo a distancia en una enorme diversidad de áreas.
Las carreras de ahora
Uno de los grandes problemas de esta revolución y de las previas es que la gente que no tenga la suficiente preparación, se va a quedar atrás y va a terminar subempleada o desempleada. Muchos gobiernos populistas han llegado al poder prometiendo regresar las fábricas a sus países, aunque eso existe todavía un poco, la tendencia es a que todo se automatice. Por eso, la gente va a necesitar prepararse para dejar de trabajar con las manos y pasar a hacerlo con internet.
La física y las matemáticas no son abstractas, aburridas o para mentes brillantes, son todo lo que nos rodea.
FUENTE: BBC
SyF – Ingeniería para la Gestión, Lima 18 de setiembre del 2020
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